miércoles, 16 de septiembre de 2015

De palabras y demonios...


¡Corre a casa, ratoncito! Corre, corre sin parar...

Las palabras cobran sentido con mi voz, que no es una voz agradable, pero que es mía y que elevo a través de su suavidad.  Y ya ni siquiera en ese momento importa como suena; son las palabras las que están diciendo algo y mi voz solamente hace que tomen cuerpo y vuelen hasta los oídos de los ojos que me miran, que se miran, que miran al libro.  

Cuando leo, siento como si toda la energía de mi alrededor se concentrara en cada letra.  Una vez le escribí al Señor de las Estrellas:

¿Has visto cómo lloran los niños? Un niño se encogió y empezó a llorar. Lo llevé hasta una mesa, pregunté su nombre y empecé a abrirle los brazos, a hablarle y a contarle una historia con los dibujos de un libro y le arranqué una sonrisa.

Eso es magia. 

Sin embargo, no todos los libros la contienen.  Bien porque algunos están escritos con descuido, bien porque pese a que la historia es buena, el lector no logra conectarse con ella. Y lo hablo, por supuesto, porque lo he vivido.  Hace apenas un par de días, cometí la imprudencia de coger un libro que ya había visto leer a otra persona y ya me fue muy difícil superar esa lectura.  En mi mente estaba relatada de una manera distinta, pero inevitablemente caí en la imitación de esa otra lectura, que había impactado y superado mi propia conexión.

Por otro lado, la historia, pese a su sencillez, me habló directamente de mis demonios personales y eso también hizo que leer el texto en voz alta constituyera algo así como un deja vú torturador. ¿Cómo mediar estas lecturas en las que uno mismo se involucra? Tal vez cuando se tome distancia.  Poner muchos libros de por medio hasta que tu oscuridad no invada al texto...

martes, 15 de septiembre de 2015

Puntos suspensivos

Mi cuerpo está en terremoto...se revela y piensa entero...se fragmenta y se une en un vaivén de confusión...quiere estallar, salir para todos lados, perderse en el universo.  

Fundirse con la nada. Deshacerse de la incertidumbre, ser el absoluto infinito, para no sentir el agobio de las horas sin sueño.  

Truena dentro y nada parece acabar la tormenta...un vaso de sangre y tripas que duele como sutiles torturas imaginarias que le cobran a los sentidos la osadía de ser. 

Mis ojos quieren cerrarse pero esta revolución de sangre agolpada en el lado izquierdo inferior, se niega al descanso pasajero...gaseoso desahogo que no aparece y del liquido salado que brota de arriba, no hay el menor indicio...parecen haberlo asesinado, evaporado...

lunes, 14 de septiembre de 2015

De lo subterráneo...

Adentro se siente el hoyo devorador de alegrías.  ¿Cuánto tiempo más será necesario para saltar dentro o sortearlo? Pareciera hecho de espejos, en los que uno cree haber salvado la otra orilla y no, no hay tal.

Da vueltas en su eje invisible, se vuelve gigante o pequeño, según el día, la hora, su humor, el de ella...

A veces, con cerrar los ojos, desaparece un buen tiempo.  Otras, hace falta un grito, un regaño.  La mayoría, con una palabra cariñosa, un abrazo, una puesta de atención de la gente que tanto se quiere, parece acobardarse y esconderse en rincones donde no duele, donde no se siente, o apenas es una molestia microscópica.

La muerte no es una solución, pero cuando abruma, parece un único horizonte.  De suerte que se desvanece como una visión de desierto.

Es capaz de sacarla de sí misma; agarrarla por la cabeza y dejarla pendiendo de un hilo en su abismo arremolinado.  El desasosiego se apodera entonces y se siente amarrada a ese otro lugar que no puede ver.

Lo más malo es que no se deja sacar con lágrimas.  Ella está segura que si llorara, encontraría una salida, pero solo cuando está sola logra inundarse y navegar entre mocos y distorsión. Y las manos se abren y se cierran.  Y su cuerpo se contorsiona virtual y literalmente. Quiere correr pero hay lastres que se lo impiden.

No queda más que tomar aire y hacerse la valiente...(al menos hasta que vuelva)...

viernes, 11 de septiembre de 2015

De sueños y recuerdos...

Mientras los gatos parecen haberse dado cita en las calles aledañas a mi casa, empiezo a recordar el sueño de hace un par de noches.  ¿Qué significan? Nos preguntamos muchas veces.  Y buscamos explicación por Google o en algún libro que por casualidad encontramos en las estanterías de una biblio.

Este sueño del que hablo, ocurrió después de recibir como huesped a un perro de la policía.  Un Pastor Alemán.  Hace poco se fue de mi vida un ángel peludo que en estos casi dos años de convivencia se hizo un espacio en mis días. Y con la llegada de este visitante, de nombre Sam, pareciera que todo se removió.  

Como siempre, son fragmentos los que quedan grabados -a veces ni eso- y es lo que ahora paso a contar.  Estaba en mi habitación, acostada, y de repente fui consciente que mi tía, con quien vivo, estaba también aquí, como sentada, como recostada.  Ella mencionó (¿o fui yo?) que se sentía como si Pepe (el perro que falleció) estuviera con nosotras.  De repente, las cobijas tomaron la forma de él y me lancé de inmediato a abrazarlo y a darle besos en la cabeza.  Mi tía se conmovió y luego lo sentí irse.  Fue como si hubiera querido despedirse de verdad; como si todo este tiempo hubiera estado cuidándonos.

La sensación de tristeza persiste y cada vez que recuerdo el sueño, de cómo sentí su cuerpo grande entre mis brazos, es como si algo dentro tomara forma aguada y saltarina...¿Y qué se yo de los sueños? Tendré que leer más al respecto...

jueves, 10 de septiembre de 2015

De los principios...

Es la primera vez en mucho tiempo que decido escribir a un público invisible y todo porque cierto personaje, al que llamaremos aquí Señor de las Estrellas, removió esa inquietud tanto tiempo dormida.  ¿Qué ojos están recorriendo esta sarta de babosadas? Pues aunque no lo sé, espero que se sienta impulsado a decir lo que se le de la gana.

Apenas un ejercicio para "calentar la mano" y movilizar esa capacidad de contar historias que viene inherente al ser humano.

¿Qué podría empezar por contar? Que pese a mi extraño gusto por las labores administrativas, ahora sufro como todos, matándome la cabeza con algo que nunca había yo hecho: un presupuesto.  Empiezan a surgir preguntas del tipo ¿servirá de algo tanto esfuerzo? Vainas que se pregunta uno con cualquier cosa que arranca.  Y no le queda a uno más que confiar.

Escribo desde un escritorio en medio de una biblioteca más, pero que ya siento como mía.  Involucrarme en procesos tan distintos del trabajo creativo con los libros, hace que sienta cómo me hundo inevitablemente en un mundo que adoro.  Amplía la mente saber que más allá de lo romántico, hay problemas "reales" influyendo en esa pasión que me genera trabajar en una biblio.

Un nuevo día empieza sazonado con la música que me gusta y a pesar de lo que pasa en mi interior, la sonrisa aflora y arranco...